lunes, 9 de junio de 2008

!Hay Rojelio!

Todas las noches, antes de dormir, leo las cartas que me envía Rogelio, mi buen amigo. No se por que, pero le gusta enviarlas en un sobre rojo o como él dice: "rojo pasión, el color del amor" Talvez porque en su contenido siempre me habla de eso, el amor. Todas las noches hago lo mismo. Sostengo el sobre entre mis manos, miró la parte delantera, leo el remitente, aunque se que siempre es él, pero me divierte saber si a alguien, además de él, le intereso. Usa una estampita diferente en cada ocasión. Siempre me causó gracia su letra, esa que parece de estudiante de primaria, bien dibujada.
Siempre empieza saludándome así, fríamente. “Hola, Espero que estés bien, ¿cómo está Iris?". Iris es una gata color caramelo que me dejó a cuidar cuando se fue de viaje a estudiar. A veces pienso que le importa más Iris y que solo soy un pretexto para 'aprovechar' en contarme sus cosas, porque estoy seguro que si Iris le entendiera no me las enviaría a mí. Rogelio es vanidoso, me habla de lo bien que le va en la universidad, que está en los mejores puestos. "Recibí una felicitación de mi profesora de literatuuura, la amo", escribe en letras grandes, que pareciera grito. Tantas cartas tengo de él, que hasta ya puedo sentir lo que quiso expresar y me imagino la expresión en su rostro. Así es siempre, hasta que encuentra la palabra exacta y me cambia de tema y me habla de una mujer. Sin mentirles, tengo cartas en el cajón de la mesa de noche, ordenadas por orden alfabético, con los nombres de las mujeres de quien me habla. Como divirtiéndome, líneas antes de llegar a al nombre, trato de adivinar la letra inicial. Talvez una e, o una c,…. Esta vez, el nombre de quien me hablará en toda la bendita carta, es María. "Su nombre es María, ella sí es la mujer perfecta para mí, la correcta", me dice. Ni se imaginan cuantas veces he leído esas palabras, pero por interés y algo de gusto, la leo. "Creo que le intereso", me dice y líneas más abajo, me relata que la conoció en la clase del profesor Guerreo, y mientras copiaban lo que dictaba el profe, conversaban de cosas que nada tenia que ver con la cátedra. ”Yo copiaba lo más rápido posible para poder conversar y preguntarle algo, Luego me percate que ella también hacia lo mismo, escribir rápido para conversar, claro que tomaba como pretexto su celular y jugaba con el", Escribe. Ella por, como la describe, parece ser una buena chica, amena y muy responsable en su trabajo. "Es teleoperadora, su voz es muy dulce", me dice. Logro captar el sentimiento que plasmó en esas palabras muertas debido a esa rara habilidad que tengo de entender los sentimientos a través de ellas. "La invite a tomar un café y seguimos conversando. Creo me gusta y le gusto", me dice. Esas palabras son las que siempre leo al final de cada carta. Las odio porque no dicen nada. Se despide diciéndome: "Chau, cuida bien a Iris, te cuento lo que pasó mañana". Él siempre es así, inconsecuente, se preocupa más por Iris que por mí. Si supiera que su gata, loca, por buscar un macho, fue atropellada por uno de esos conductores locos de Lima, me mataría y no me enviaría estas cartas que me divierten tanto antes de dormir. ¡Ni hablar!